Para tener todo hay que perder todo

Mi reflexión personal de esta semana, solo cuando aprendes a vivir sin nada lograrás tenerlo todo, todos los días recibimos bendiciones inmensas de Dios, regalos que no esperábamos, manos que Dios mueve para ayudarnos, y viendo la historia de muchos de los personajes de mayor relevancia en la Biblia observamos en todos un común denominador su humildad, Dios eligió del pueblo de Israel a los hombres más débiles, más pobres de espíritu y a veces más humildes, si vemos la historia de Abraham, Pablo que lo tuvieron todo o de Moisés, José que lograron llegaron a posiciones privilegiadas observamos que ellos también decidieron perderlo todo para seguir el camino de Dios. Y yo les pregunto qué tenemos que perder para encontrarnos con Dios? Vamos a esperar a perder la vida para darnos cuenta de que sin Dios, todo lo material, las posesiones, no tienen valor, cuando comenzamos acercarnos a Dios empezamos a darle el valor a las personas, a la familia, a los amigos, al amor, a la vida, a la Fe, a la esperanza y a la salvación. Si las personas no se pierden nunca se encontrarán a sí mismo, perder es la única forma garantizada de volver al combate mejor preparado para una próxima oportunidad y ganar. Demos por perdido todo lo que pareciera en el pasado ganancia, y les aseguro como lo siento hoy que van a recibir una fortaleza espiritual superior cuando comiencen genuinamente a estar en la presencia de Dios no para que les resuelva un problema, sino cuando nos abandonemos a los pies de Dios y le hablemos de tu a tu, se siente una paz tan especial y comienza luego a fluir todo, y las bendiciones de Dios no se hacen esperar, cada minuto dedicado a Dios y a su servicio se traducirá en un regalo, en una promesa de perdón, de amor y vida eterna. Les exhorto en este tiempo a no confiarse en sus propias capacidades, en sus propias disposiciones, en sus posesiones materiales, sino poner todo eso a la disposición de Dios, comenzarán a recibir tantas abundantes bendiciones espirituales e incluso materiales que no estarán preocupados, ni afanados, porque si Dios así lo dispone las puertas se abrirán, y las bendiciones llegarán, todos los planes y caminos que son dirigidos por Dios y no por el hombre prosperan.